martes, 23 de diciembre de 2014





-Felices Fiestas a todos los amigos del blog de Exdesoladas.
Que el año que entra os traiga a todos fuerzas renovadas, ilusiones y mucha paz.


Desde el portal de Belén


      AMANECE UN HAIKÚ

Veo en penumbra

figuritas mágicas

La luz del alba.

                                                               

Un villancico

suena con la zambomba

pastores rezan.


FELICIDADES DE TORNASOL

lunes, 22 de diciembre de 2014

sábado, 20 de diciembre de 2014

De Presentaciones e Iniciativas


"Hay una senda invisible...". Acuarelas de Társila Jiménez
Acuarelas de Társila Jiménez
De 17 de diciembre al 27 de enero de 2015
La Libre Gallery
C/ Villaverde, 4 Leganés.
"Hay una senda invisible bajo estos paisajes hilvanados con colores sutiles, fijados al agua por un pincel aquí y allá, tierras y cielos traspasados de luz.
Son paisajes que llegan al contemplador dotados de una vibración sensorial y anímica y lo enfrentan a una mirada trascendida en espacios y atmósferas soñadas.
Társila Jiménez, su autora, tiene un amplio bagaje desde niña, de palabras alumbradoras de misterio, poemas y colores desplegados en su entorno por quien fue una voz única, el gran poeta y pintor Diego Jesús Jiménez. Si la herencia es grande, no es menor la vocación a la que despierta, alumbrada por una capacidad de percibir y transformar lo que contempla en poema visual, sean paisajes en los que destaca la armonía de colores y formas apenas insinuadas, o bien panorámicas urbanas donde la línea fija perfiles o desdibuja formas envueltas en cálidas atmósferas"

Rosa Martínez de Lahidalga. Miembro de la Asociación Española e Internacional de Críticos de Arte.

Gracias  Társila por tu invitación, allí nos vemos.

lunes, 15 de diciembre de 2014


Para leer con...
"Zapataeado" - Sarasate




Recuerdo que muchas mañanas en las que se ponía a coser yo, me plantaba a su lado. Con los ojos muy abiertos seguía el rastro de color que la aguja iba dejando en el paño con ritmo acompasado. Acompasado con el movimiento de unos pies que no alcanzaba a ver y que sabía movían el pedal de forja que nunca tocaba el suelo. Suelo del que me llegaba el sonido de un frenético zapateado de una danza invisible bellamente interpretada por ella, que en realidad solo existía en mi imaginación.

domingo, 14 de diciembre de 2014

PROSA POÉTICA


           MEDIADOS DE DICIEMBRE.-  (microrrelato)

                    Hoy he despertado oyendo en el alfeizar el piar de un gorrión con las plumas mojadas. Una mañana gris, plomiza, lluviosa. El árbol que roza los cristales,
se desprende con ayuda del viento, de varias hojas a mechas amarillas que echan  lagrimones  despidiéndose de sus hermanas marrón glasé, cimbreantes y aún firmes hasta la próxima estación. Desde lo alto, bien lavadas y fortalecidas por el ramaje, expresan sus adioses con una danza melancólica. Lamentan, entre sollozos, la irreparable pérdida de esas otras  tan  unidas y juguetonas en estos meses pasados. Las han visto nacer. Las grandes, pocas ya, vestidas de un alivio luto, a la vez rezan y lloran la melodía de Las hojas muertas que yacen, inmóviles y desperdigadas, entre la grava del parque.

Tornasol

miércoles, 10 de diciembre de 2014

GOETHE Y BEETHOVEN



Tragedia Apasionante


Ningún aficionado negará que la lectura de un libro le pueda sugerir una composición musical, posiblemente, nunca se cuestione el motivo, simplemente le lleva a ese mundo de sensaciones donde todo parece estar ligado y tener  una lógica inexplicable. Eso ocurre con frecuencia, aunque ese universo de relaciones interdisciplinares debería acompañarnos asiduamente como la sombra a su dueño. Sería plausible la capacidad de pararse y reflexionar sobre lo que miramos, leemos o escuchamos. Cuando se trata de encontrar satisfacciones personales en una actuación dirigida por nuestra conducta nos damos cuenta que ésta tarda en llegar, es un silencio de redonda, un camino demasiado largo. Analizar, sintetizar, comparar es un trabajo arduo, y aún más farragoso resulta expresar con un leguaje apropiado, ya sea musical, verbal o escrito los sentimientos vividos, eso sin caer en la cursilería propia de las manifestaciones personales ávidas de consideración única y universal. Ahora bien, esto no es óbice para pensar que no se pueda construir, crear, siempre con el empeño titánico del que desea con ahínco transmitir a sus semejantes sensaciones acumuladas en la piel. Si hacemos un análisis y comparamos la literatura y la música dentro de dos corrientes torrenciales, el clasicismo y el romanticismo, observamos que se parecen bastante.

Goethe, por ejemplo, se debatía entre el antiguo clasicismo y el renovado romanticismo, algo muy similar le ocurría a un músico coetáneo suyo, Beethoven. La inconcebible grandeza y estatura de sus obras nos ayuda a convencernos de su similitud. Sus vidas estuvieron marcadas por disciplina, trabajo, tansformación y adaptación a las nuevas formas que se sucedían. Son almas en constante evolución y su imparable devenir marcará su auténtica identidad. “Para no anquilosarse – aconsejaba Goethe al canciller Von Muller – hay que cambiarse, renovarse y rejuvenerse continuamente” La música de Beethoven, es una música evadida de su tutelaje social, completamente autónoma desde el punto de vista estético, ya no servil. Su obra hace añicos el esquema de una condescendiente adecuación de música y sociedad. Para deslumbrar al oyente con la técnica, no mostraba el carácter morboso y blando de las obras de otros románticos, tenía empaque y, también, pasión y humor. Garantizaba el contacto con lo sublime. Jugar con los opuestos era una sensación que le gustaba manifestar, así la sonata, dentro de  su repertorio era el puente entre la música hecha en casa y la música de la sala de conciertos. La sonata siguió siendo un modelo para la vanguardia al tiempo que se convertía en un modelo de la crítica conservadora. La obra de Goethe manifiesta con gran acierto las relaciones humanas con la historia, la sociedad, la religión y su análisis pone de relieve un conocimiento profundo de la individualidad humana. Su obra ha sido juzgada por muchos críticos y ha sido motivo de inspiración para otros, en especial en el mundo de la música. Fausto, obra universal, es una alegoría de la humanidad. En ella penetra hasta lo más profundo  del ser y del alma, mostrándolo a través del comportamiento de sus personajes. Fausto es el drama humano de la insatisfactoria postura frente al destino: la lucha entre el Bien y el Mal, Dios y el Diablo, la Ciencia y la Magia, ese mundo de opuestos que se atraen con la fuerza magnética de un imán.

Recordando la lectura de Fausto es fácil que sus páginas nos lleven sin, apenas darnos cuenta, a las páginas de la sonata nº 23 Op. 57 “Appassionata” de Beethoven. La apasionante tragedia de Margarita hace que se mezcle con la pasión desbordante que Beethoven manifiesta en su sonata. La magia de la música envuelve el personaje de Margarita más allá de los límites establecidos en el escenario de la vida. La sonata para piano en Fa menor, “Appassionata” de tres movimientos nos puede inducir a pensar en tres momentos imaginarios relacionados con ese personaje que encarna la representación sublime de lo femenino, la vergüenza, el pecado, la intuición..de tantas y tantas connotaciones condensadas en Margarita.
En el primer movimiento - allegro assai - Beethoven enlaza el tema inicial bajo una extensa ligadura de cuatro compases, inicio que  evoca a una Margarita extenuada aferrándose a esa ligadura que le marca el camino iniciático hacia un mundo desconocido. Cansada  de cargar con una culpa más impuesta socialmente que sentida como propia, se acerca sigilosamente a  lo ignorado con la incertidumbre de un niño perdido que intenta, mediante el esfuerzo, superar el frío que invade su alma. El batir de las notas y la acentuación de la armonía, aumentan la eficacia del arpegio y el forte que le siguen, esta musicalidad hace que nos aproximemos a un momento de intriga en la que parece que Margarita camina sin rumbo hacía una luz infinita. Ese marcado fortísimo ocasiona al oyente  desconcierto ante lo que se avecina que parece ser algo inminente. Los arpegios a lo largo del camino blanco salpicado de bosquecillos negros aumentan la tensión. Margarita llega a las puertas del paraíso, agotada pero con una sobrecarga de energía que se traduce en la intensidad del instrumento con unos fortísimos  muy marcados. La ira envuelve la escena cuando una voz de mezzosoprano  parece haber  poseído a Margarita intentando explicar al señor que no merece ser condenada a las llamas del infierno puesto que ha sido víctima del amor. La risa del infierno es estruendosa,  humillando sin temor la  inocencia de la Margarita terrenal. Con gran pasión traducida en palabras musicales, margarita argumenta su criterio en una declamación de ardientes sentimientos transmitidos al todopoderoso. Su vergüenza por arte de magia se ha evaporado en orgullo al manifestar sin opresión lo que Enrique, su amado, ha supuesto en su vida viviente. Puede existir pecado en la declaración más humana expresada a lo largo de los tiempos? Podemos esperar, entonces, que un sordo se emocione al escuchar una sonata?. La dulzura de su inocencia se ha transformado en una vehemente excitación  cuando expresa el engaño propuesto por ese semidiós negro y puesto de manifiesto en su amado. El tema principal reexpuesto una y otra vez en los acordes pintados por el compositor nos acercan a la elocuencia de una Margarita que ya está libre de todo juicio humano, libre de ataduras sociales, libre de su conciencia pero a la espera de un juicio justo. Otra vez el suspense musical evoca la esperada respuesta de un ser omnipotente que todo lo sabe.
Haciendo una reverencia a la  sensibilidad, el segundo movimiento – andante con moto- se presenta el tema al estilo coral,  la confesión de Margarita ante su confesor, como el mismo Goethe nos manifiesta: “Mis obras no son más que fragmentos de una gran confesión”. Este movimiento a modo de metrónomo ordenando el pulso musical acompaña a Margarita, al igual que las corcheas acompañan al ritmo, en esa oratoria dirigida al señor, oratoria pasional  que explica la crueldad con la que ha sido tratada en ese teatro del mundo, con el aplomo de unas notas transformadas en dedos convencidos de lo que quieren expresar. Margarita en compañía del señor se ha despojado de toda carga pecaminosa que la ahogaba, aunque ha seguido el postulado de su corazón, la rabia le acerca a un estado de máxima embriaguez . Las segundas menores en la “Appassionata”  desean el sufrimiento que la tonalidad impone. La tristeza, la angustia, la fatiga expositiva modelan este movimiento de ritmo lento con semicorcheas al final de la frase que nos sugiere  una introspección del personaje, un examen interior en el que la  réplica no tiene cabida. El viaje iniciático de la búsqueda del perdón partió con una gran dosis de pasión y, sin embargo, ahora todo pierde fuerza, pierde intensidad, a modo de sordina todo parece indicar que Margarita exhausta espera una sentencia. El modo menor de la sonata descarga toda la tristeza en Margarita, hay un acorde pianissimo y arpegiado de séptima disminuida habilidad pronunciada de su compositor, Beethoven. Los matices se hacen pianissimos, el compositor describe el momento musical más dramático.
La tensión armónica del tercer movimiento – allegro ma non troppo - unida a la melodía hace pensar que va a producirse un desenlace, desenlace esperado a lo largo de toda esta composición musical . La resolución temática está entrado en un momento culminante. El pedal liga todos los sonidos para que no escapen de ese esplendor musical. La mano derecha se desliza con avidez sobre la pista de patinaje blanco haciendo piruetas sobre las teclas alteradas. Un momento de remanso en las notas agudas haciendo pianisimos para procurar sigilo al oyente. La intriga de nuevo y la invocación ardiente de una respuesta firme. Margarita titubea, duda a través de las notas. El movimiento constante de semicorcheas se deshace en arpegios, parece que todo acaba pero en realidad no es más que un artificio musical acercándonos al desenlace de una absolución más que elocuente. Margarita está arrepentida. Ahora corre al lado del señor para contemplar, desde la colina más alta, con satisfacción la culminación de su sacrificio terrenal por miedo a un juicio injusto. Siente la placidez del triunfo, la paz del espíritu en un paraíso conocido a través de la fe y que ahora no le cabe duda de que existe. La sonata termina con un torrente de arpegios descendentes, con mucho pedal. La sonoridad de los últimos compases es brillante e intensa al igual que el final de la obra.
Margarita se sale del esquema social para sublevarse ante el altísimo, no está de acuerdo con la sentencia terrenal y quiere cambiarla, apela a la contradicción entre la razón y el corazón. Beethoven es un maestro a la hora de revelarse a los cánones preestablecidos socialmente, se considera libre y lo defiende en sus composiciones, al igual que Goethe, escritor universal y atemporal. La fuerza de sus obras, tal vez, tenga el origen en su carácter, en su forma de luchar, de transmitir esa parte de su mundo interior. Los dos genios son artesanos de su arte. El estilo es la marca indeleble de un artista. La pasión, la sabiduría, la fuerza creativa, el talento son otorgados al nacer. Pero el uso justo y hábil de las cualidades que sí tenemos, la eliminación de lo inútil, el énfasis de lo importante, y el mantenimiento de la constancia desde el principio al final, constituyen el trampolín necesario para conseguir cualquier objetivo a fuerza de trabajo y coraje intelectual. No hay duda de que tanto Beethoven como Goethe intentaban alcanzar lo sublime y que pensaban que su arte transcendería la experiencia cotidiana de nuestras vidas comunes.. El éxtasis que produce la música surge sobre todo de una especie de atención inconsciente al escuchar que hace que nos perdamos, momentáneamente, en la obra. Esto mismo ocurre con la fuerza de las palabras que nos hace asimilarnos, en muchas ocasiones, a los personajes leídos. Tanto la música de Beethoven como la literatura de Goethe  exigen una imperiosa atención que es proporcional al placer y satisfacción que nos producen sus manifestaciones artísticas.

lunes, 8 de diciembre de 2014




Para leer con...
"Laudeate Dominum" - Mozart




Subir los escalones de dos en dos de la mano de mis padres. Esquivar a los que bajaban procurando no perder el equilibrio y al final de las escaleras tocar tierra y sentir a La Suerte disfrazada de décimos sonoros en la garganta de Las Loteras que atiborraban la calle. Comprar uno de ellos y llenar la imaginación de sueños, de sueños que se mezclaban con hojaldre caliente y crema en la pastelería de siempre. Sueños y sabores bañados con chocolate caliente cuyos restos en los labios se limpiaban con pequeñas servilletas de papel siempre blanco. Y después llegar a la Plaza Mayor a por figuritas para completar un Belén que durante años, año a año, fue creciendo con nosotros.


Navidad, Navidad en este mi Pueblo Grande.

viernes, 5 de diciembre de 2014

ULTIMO MES

HAIKÚS  DEL MES 12.

          Diciembre blanco
          hay bufandas de color
          alientos fríos.

          Van patinando
          guapos chicos y chicas
          el viento flota.

          María piensa
          San  José  aviva el fuego
          el Ángel sopla.

          Un Niño nace
          la lluvia lava su tez
          el buey la seca.

          Cadeneta en cruz
          hacen fiesta en las clases
          Son Navidades.

              -o-o-o-o-

          Tornasol.

         
       

jueves, 4 de diciembre de 2014

BESTIARIO

GLADINAS


Las Gladinas son monstruos femeninos que habitan en el sur de Persín. Tienen una forma confusa, la mitad superior de garza y la mitad inferior de serpiente. Presumen de un plumaje con colores tan fastuosos, que las bellas plumas del pavo real palidecen a su lado. Las Gladinas tienen la cabeza cubierta de elegantes camaleones vestidos de oro. Pero lo que las hace excepcionalmente atractivas es el tornasolado de sus ojos esmeralda capaz de distinguirse a cientos de kilómetros. Se oye decir en Persín que quién mira de frente a una Gladina entra en un letargo mortal.

jueves, 27 de noviembre de 2014

De Presentaciones e Inciativas


Preparando la Gran Presentación del libro Silencios Cantados

lo haremos cantando en directo el sábado 29 de noviembre a las 19:00

en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.




-Querida María, amiga, sabes que adoro tu voz. Mucha suerte en la presentación. 












lunes, 24 de noviembre de 2014

Frases que apuntarse


Resultado de imagen de fotos de juan goytisolo


JUAN GOYTISOLO




Enhorabuena, palabras siempre sabias las tuyas, flamante Premio  Cervantes.

RELATO.

UNA DE SUSPENSE.-
            TENSIÓN EN UNA HORA.
Los ventanales del salón permanecían herméticamente cerrados a pesar de ser las cinco de la tarde. Un rayo de sol se colaba indiscreto por una rendija de uno de los cortinones.
          -¡Qué fallo, Nice! Ese trozo de tela se clarea. La tapicería tiene ya muchos años, pero no creo que por ahí se haya visto nada.
          -No, señora, es una insignificancia. No se preocupe  ¿voy quitando ya las tazas de la mesita?
          -Sí, mujer, rápido. Límpiala con un multiusos y las tazas no las dejes sucias en el fregadero, frótalas a conciencia y, bien secas, las pones en la vitrina.
          Doña Águeda iba de una esquina a otra del gran salón, miraba el reloj de pared, después confrontaba el de su muñeca, se frotaba las manos sin parar, examinando las dos butacas, minutos antes ocupadas, y por último la alfombra por si descubría algún papel o detalle, que delatara aquella tarde, la presencia de alguien que no fuese Nice y ella misma,
          ¡¡Nice, trae mi linterna  y ven enseguida!!

          Nice llevaba diez años en la casa. Obedecía a su señora hasta la saciedad. Entró a su servicio siendo casi una niña y todo lo bueno y malo que sabía  se lo había enseñado ella, además de recibir un gratificante salario y buenas propinas.
          -Mira, Nice  ¿ves esas manchitas?¡Son de sangre! ¡Son recientes! Tranquila ves al baño, ¡ah! primero miras a ver si  hay algún  pelo largo rubio por el lavabo. Quítalo. Luego en la repisa, hay un pulverizador, echas agua, un buen chorro de amoniaco y lo mezclas. Y trae también dos toallitas de aseo. ¡¡Vuela, muchacha!!
          Mientras Nice va al cuarto de baño, doña Águeda mira el reloj. Sólo quedan veinte minutos para que regrese su hijo. Con los ojos desorbitados, piensa: "!Ay, Dios, no me acuerdo bien!! Tengo que buscarlo por internet si la sangre en la alfombra se quitaba con amoniaco  o con agua oxigenada, y luego creo que había que absorber la humedad con un secador de mano"
          -Señora, aquí tiene todo, ¿lo voy rociando?
          -Sí, sí, ya desconecto el ordenador. Venga, tú frota con un paño, yo con otro, tú con éste, ahora seca, ahora alisa con la aspiradora. Fuerte, fuerte. Ya está, ¿se nota algo? Ha desaparecido, bien Lleva todo al trastero. ¡Quedan cinco minutos!  Cuando dejes todo en orden, te vas al invernadero. Compruebas con detenimiento si se ha descolocado la colcha de flores que tapa a la novia de mi hijo. Esa lagarta se ha quedado con las ganas de sacarle todo el dinero al bueno de mi Nacho. Menos mal que él no entra ahí por su alergia. Después te vienes despacio, sin cansarte, sabes que pasadas las doce tenemos trabajo.
          A los siete minutos justos, al abrirse, la verja del chalet chirrió más que nunca.
                                                         -----------------------
Tornasol. .maribel sebastián.

domingo, 23 de noviembre de 2014


Para leer con
"El Invierno (Largo) . Las Cuatro Estaciones. Vivaldi"



Recuerdo el carbón y las astillas y las llamas rojizas vivas de su interior. Recuerdo aquella barra dorada siempre reluciente a lo largo de su enorme cuerpo. Recuerdo que todos nos juntábamos a su alrededor, íbamos y veníamos, conversábamos, mientras ollas y pucheros se dejaban largo rato sobre él y el aire se iba haciendo denso y se llenaba de olor, de calor.


Pero sobre todo recuerdo los largos ratos pasados delante de aquel enorme fogón, envuelto en la manta de la cama y pelado de frío, cuando en la Casa Grande todos dormían, escuchando los quebrantos del fuego al agonizar, cada noche, prisionero en su interior.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Inocencia de última generación

Estaban a mi lado, en un banco del parque. Una, de piel oscura, el pelo corto y muy negro; de mejillas sonrosadas y melenita rubia, la otra. La morena susurraba a su amiguita con voz melosa, al tiempo que le atusaba el pelo. La tarde declinaba.

De repente, la niña levantó la cabeza y se envaró. Se llevó el dedo a los labios y escondió la muñeca rubia entre sus brazos. Al cabo, cuando se alejaron los uniformes, miró la carita de ojos asombrados y dijo: “Porque, vamos a ver, ¿tú tienes papeles?”.

miércoles, 12 de noviembre de 2014



Para leer con...
"Concierto para clarinete -  Adagio. Mozart"




Enfrascado en combate contra invisibles piratas le aticé de lleno al jarrón del comedor con el sacude mantas. Los piratas se fueron de inmediato dejándome solo y en el marco de la puerta de cristales apareció mi madre: !Por Dios!. ¡Para quieto! Quieto estaba, cuando escuché la voz de mi abuelo que llegaba desde el pasillo ¡Gorrión anda ven aquí! Sin soltar el sacude mantas atravesé volando la puerta y fui hacia él.


¿Todavía no te he presentado a Mozart, verdad? No abuelo, ¿es otro músico? Si Gorrión, y hoy le vas a conocer.


EROTISMO EN EL MICRO.

     DE ILUSIÓN SE VIVE TAMBIÉN.-       MICRORRELATO.
                    Me miro en el espejo mientras me afeito y descubro, cada nuevo día, una pequeña arruga, el entrecejo más fruncido  de  lo normal, los ojos salientes, inyectados en sangre, insomnes por la falta de descanso, ¿es eso normal a mis treinta y cuatro años?
                    Betty tiene la culpa de mi nerviosismo, de la falta de sueño, de mi desasosiego constante, de mis movimientos compulsivos, de las obsesiones nocturnas. En mi duermevela sueño con ella, con sus labios entreabiertos y jugosos, con sus ojos oscuros fijos en mi cuerpo que sigo cuidando con exceso en el gimnasio, sólo por ella, en mis abdominales señalados a fuego. por si algún día Betty se recrea en arañarlos, en cederme sus encantos y sus atributos tan deseados. Es arrebatadoramente  hermosa. La veo a diario desde mi ventana. 
               Ha despertado la primavera. Las jóvenes se visten llamativas, muestran sus piernas alargadas  por los tacones, pero ella no sé cómo lo hace. Las minis son diferentes. Se balancea al vuelo de su falda con andares de chica mala, provocadora, de prostituta, diría yo. Las pronunciadas caderas como los hoyitos de sus rodillas, que me dan ganas de amasar y besar. Con las sandalias, los dedos meñiques de sus pies son redondos  y rosas como pezones de mujer embarazada, que se prestan a ser mordidos. Me llevaría a una isla desierta su larguísima melena de ondas grandes, color oro, que me serviría de edredón de plumas. ¿Cuándo la poseeré? ¿cuándo la haré mía? Ese día los pájaros enmudecerán; los grillos dejarán de cantar; el rumor del río y el silbido del viento cesará. Sólo será audible el disfrute bullicioso de nuestras caricias y risas,  y los apasionados suspiros y gemidos en la noche.

TORNASOL.  EL CLUB DE LOS ESCRITORES.  



En La Libre de Barrio hablamos de tí, John.
Tos ojos dolientes, Pulitzer en mano, sonrisa rabiosa.
Te rescatamos de "Marea Creciente", con Strout detrás.
Saltos al vacío, poemas magistrales, próxima parada: McCullers.
Próxima clase, mujeres fatales, nos vemos, afilad los lápices.


Rincón de la Poesía




Llegamos a Waterloo con tiempo de sobra


El sol corría en el cielo, el taxi voló; 
había una especie de fiebre en el reloj 
esa mañana. Llegamos a Waterloo 
con tiempo de sobra y supe encontrar mi rumbo. 
El café amargo en un pequeño restaurante 
nos dio para conversar. Cuando el tren 
comenzó a andar te vi volverte 
y desaparecer, y las venas de mi cerebro 
estallaron, el tren rugió, los demás pasajeros 
saltaron presurosos, ardiendo el mudable aire 
che si cruccia, oí los demonios maldecir 
y chillar de alegría en ese lugar lejano a la súplica. "

John Berryman


miércoles, 5 de noviembre de 2014

FENÓMENOS OTOÑALES

FENÓMENOS OTOÑALES.  HAIKÚS.

Asoman setas
en el arbusto viejo
cae la lluvia.

Está muy raso
el frío de noviembre
hiela el tejado

Hay misa de seis
viejitas enlutadas
ven amanecer.

Los peces duermen
los cangrejos se fueron
llegará mayo.


TORNASOL.

lunes, 3 de noviembre de 2014

FUERA DEL CEMENTERIO.


         FUERA DEL CEMENTERIO.-  No he visitado el camposanto este 1 de noviembre. Al pasar muy cerca rozándole con el coche, he escuchado unas risotadas roncas y bulliciosas. ¿Provienen de monstruos escondidos entre los cipreses? Pasadas las siete de la tarde, ya anocheciendo, podría ser una alucinación. Pero no. Saqué por la ventanilla la cabeza todo lo que pude. Era un grupo familiar, cerca de una tumba. Sencillamente alguno habría soltado un chascarrillo y los demás no podrían hacerle el feo de no reirle la gracia. Vi las preciosas flores recién colocadas,  aún con perfume, frescas  de  colores salpicados de humedad, y mármoles con un brillo sobrenatural que, recibiendo  esa luz de la tarde, parecían escaleras interminables  que suben al cielo con premura, antes de que la noche les cegara. Cruces luciendo el brillo de una mano amiga; La Piedad, perdida el color oro viejo  por los años pasados ante los hielos del crudo invierno  y los sofocantes calores de agosto; un ángel de la guarda, con todo su esplendor, sobre una tumba de poca longitud, guardando con sigilo el sueño de  ese pequeño indefenso; un libro abierto de piedra  en el que una pluma de ave misteriosa escribe los mandamientos de la ley de Dios y las lápidas repletas de grandes manojos de flores  y  cintas de raso recogiéndolos con lazadas  perfectas e inaccesibles. Rostros medio compungidos, y cuerpos arreglados como para una fiesta, aunque alguna lágrima se mezcle entrecortada con la oración.
          Sigo dentro del coche. Este cementerio no es como el de antes con las tumbas llenas de flores secas y alguna margarita deshojada, lápidas con desconchones y sin adornos, un ángel de púrpura marrón oscuro velando el sueño de los huérfanos, mujeres con flores de plástico y vestidos negros, chicas jóvenes con velos zurcidos, socavones cerca de los nichos, malas hierbas por alrededor, recogimiento y pena en los rostros, cánticos de semana santa, de dolor, de pérdida, de una pena honda que traspasa los altos arbustos con espinas y las nubes grises e inquietantes. 

TORNASOL 

domingo, 2 de noviembre de 2014



Para escuchar con...
"Preludio de La Revoltosa. Ataulfo Argenta"






De noche, casi vacía de gente, parada y en silencio es como me gusta verla ahora que los años han ido pasando.  Me gusta porque de repente todo se pone en movimiento y se llena de ruido, de gente y me escucho gritar y me veo reír. Mientras giro y subo-y-bajo mi madre agita con fuerza su mano para saludarme cada vez que paso por delante de ella a la vez que reposa la cabeza en el hombro de mi padre. 


Los dos sonríen.


domingo, 26 de octubre de 2014





Para escuchar con...

"Bethoven - Primer movimiento Sinfonía nº 6 - La Pastoral"




Caminábamos rodeados de árboles que se nos antojaban enormes y que movían sus hojas mecidas por la brisa.  Apartando en ocasiones grandes matojos de hierba dura, llenábamos el aire de olor verde y atiborrábamos el camino de voces que de manera natural se mezclaban con la voz del agua que bajaba con la fuerza que nosotros dejábamos en el camino.

Pero sobre todo, aquel era el día en que Taburete y yo teníamos permiso para saltar libremente sobre las grandes piedras del riachuelo. Sobre ellas marchábamos a mares enormes que intuíamos existían sin tener todavía claro donde estaban. Pero no importaba, Isla Tortuga y sus habitantes estaban allí, con nosotros.




Una Princesa en Berlín, Athur R.G. Solmssen

ESTRUCTURA:

La estructura de “Una princesa en Berlín” es muy sencilla, la historia se nos presenta dividida en cuatro partes, y a su vez cada una de ellas se desgrana en pequeños capítulos o pasajes.
Como si fueran pinceladas encadenándose unas a otras, pequeños pasajes como escenas de una película. Ese es el valor añadido de la novela, el aire cinematográfico que planea sobre ella.


Cada pasaje nos presenta una nueva acción. Como si fuera un guión de cine. La sencillez de la estructura no desluce en ningún caso la intensidad y la belleza de la trama y la narración, al contrario, las ensalza. Somlssen tiene claro que la época que narra es harto complicada, se lo pone muy fácil al lector, importan los personajes y las emociones, no su lucimiento personal como escritor tejiendo estructuras sorprendentes.

lunes, 20 de octubre de 2014

TARDE DE TRÁFICO

           TARDE DE TRÁFICO.
                 
Amigos: Me acuerdo de vosotros mientras cepillo con los ojos medio cerrados, el pantalón vaquero que me puse esa tarde. ¿qué es ésto? si  yo no tengo ese color de pelo  canelita en rama. Ya sé, son de mi amigo el gato de Araceli que siempre nos recibe como el mejor de los equilibristas, con una pirueta magistral desde su escondite entre el tejado.  Se repanchinga en el jardín, relamiéndose los bigotes  y piensa, piensa, si esos de ahí dentro son los pelmas de hace dos años  que no se marchaban ni a tiros. "Sí, claro que son, pero esta tarde es algo más fresca y se han metido al salón  para leer esas cosas tan raras que yo no entiendo. La que más me acarició es la que menos leía, por eso tenía más tiempo para mí. A ver si esta tarde también me hace cosquillas en la oreja derecha como aquel día. Al principio me molestó, pero luego le cogí el gustillo y volvía a su mano cálida una y otra vez  para que siguiera deslizándose por mi lomo sumiso  y terminara acariciándome la cola  que yo escondía aposta para engañarla. Pasé un buen rato así hasta que mi ama me llamó la atención y me dijo, suavemente eso sí, que me fuese al jardín y no diera más la lata"                    Siguieron con las lecturas interesantes  y picando esos pinchos que nos puso Araceli, tan atenta   como siempre. Yo tomé buena nota de todo y cogí los apuntes que me dieron sobre nuestro libro de "Una princesa en Berlín" con el ánimo de terminármelo muy pronto. Subimos al estudio para ver un retrato que había pintado la artista, que se cuidó muy mucho de decirnos el nombre. ¿Quién será?  Con detenimiento, lo miramos, lo remiramos, lo admiramos, las arrugas de la frente, las mejillas saludables, el bigote poblado, la mirada profunda, el labio superior sin perfilar, el inferior carnoso, el buen color del rostro. Yo, felicísima, porque creí que íbamos a terminar la velada con Marcelo Mastroiani, pero no, no era él. Era un ministro. El alcohol no pudo ser partícipe de la confusión porque no  lo probamos en toda la tarde, pero claro, Araceli, nos aclaró que le faltaba algún  retoque  y que el retrato lógicamente,  cambiaría mucho. Estoy segura de que, al final, lo bordaría,  que el señor en cuestión, se parecería bastante. 
          No fue con Marcelo, pero terminamos con Paco que nos dejó en Plaza de Castilla divinamente.
Tornasol